Y ese ejemplo tengo que darlo en cada entrenamiento, en cada partido.
En los partidos tenemos al árbitro, una figura que no existe oficialmente en los entrenamientos (que la representamos nosotros los entrenadores). Es el responsable de impartir justicia en función de unas reglas acordadas por todos los involucrados. Ningún equipo se puede saltar las reglas y ambos equipos deben acatar las decisiones que tome. El argumento dado por el gobierno de España es válido. Hay unas reglas para todos y no se las pueden saltar. Aún siendo válido, es corto y limitado.
¿Qué situaciones de tensión en un partido de baloncesto pueden derivar en conflicto (peleas o agresiones)?:
- Gritar desde la grada insultando al árbitro (el árbitro no puede hacer lo mismo).
- Quejarse del árbitro desde el banquillo (el árbitro no puede quejarse de tus decisiones)
- Protestar alguna jugada desde la cancha(el árbitro no puede quejarse de los fallos de un jugador cuando juega).
En todos los casos, se puede observar:
- Juicio al otro.
- Gestionar mi comportamiento a través de las emociones y no la razón.
- Inmiscuirse en la tarea de otros y no centrarme en la mía.
¿Qué está bajo mi control como entrenador en estas tres situaciones?
- Padres gritando: Si son de mi equipo, hablar con ellos. En la charla de inicio de la temporada, antes del partido, o incluso si es necesario, durante el partido, en los periodos entre el juego, o si llegara el caso, hasta pedir un tiempo muerto y dirigirnos a ellos, para que hagan lo único que les corresponde: ANIMAR A SU EQUIPO.
- Jugadoras quejándose: Hacerlas entender que todo el mundo se equivoca, incluso ellas en la pista y el árbitro también. Indicarles lo único que les corresponde: JUGAR.
- Entrenador: Igual que las jugadoras, tienes que entender que el árbitro también se equivoca. Y hacer lo único que te corresponde: DIRIGIR.
Una de las máximas de los Patriots, equipo de fútbol americano, es: "DO YOUR JOB" (haz tu trabajo). Que resume en la idea de que hagas lo que tienes que hacer, tu labor y no te preocupes de tu compañero, porque tienes la confianza de que él va a hacer el suyo. Y relacionando ambos, saldrá el trabajo colectivo.
Pues nosotros igual en los partidos. Que cada uno haga su trabajo. De esta manera se evitarán conflictos.
¿Y si el equipo rival empieza a gritar o ser agresivo (que no intenso) en el juego y deja de hacer su trabajo o se empieza a saltar las normas que rigen el juego (desde tu punto de vista)? Lo que hacen los demás no está bajo tu control. Pero con tus acciones tienes capacidad de influir.
Más de uno nos hemos encontrado en esta situación. En mi caso, que habitualmente no hablo con los árbitros, me he dirigido a ellos (llegando a pedir un tiempo muerto exclusivamente para esto) y con respeto preguntarles si puedo dirigirme a ellos para mandar el siguiente mensaje:
-“ Si sigue incrementándose el nivel de contacto, creo que vamos a empezar a ver agresiones entre jugadoras más que una defensa al límite del reglamento, lo que significa que estamos mandando el mensaje equivocado a las jugadoras de para qué sirve el deporte y en concreto el baloncesto. Por supuesto que debe haber intensidad, pero nunca agresividad. Tu eres el que juzga si están jugando dentro o fuera del reglamento.”
Desde luego el uso de la violencia no lleva a ningún sitio y es la clara expresión del fracaso de todos. Cuando un partido de cantera se interrumpe o termina con la presencia de la policía, significa que los adultos que rodean al partido (entrenadores, árbitros y público) han errado en algún momento. En nuestra opinión, haciendo algo que no les corresponde e inmiscuyéndose en labores que no son las suyas.
Entrenador, si alguna vez te encuentras en una situación en la que el rival increpa, grita o insulta, no juzgues al rival, ni te dirijas a ellos (aun teniendo la sana intención de ayudar...no es tu labor, sólo estás ahí para dirigir). Hay ocasiones en las que las personas que tienes frente a ti no quieren dialogar, sólo buscan el enfrentamiento. Debes evitarlo.
Tenemos unas normas que rigen nuestra convivencia como grupo de personas que vivimos en un mismo territorio denominado España. Y una serie de personas que se encargan de velar por el cumplimiento de esas normas e imparten justicia. No mucho más diferente de lo que es un partido de baloncesto.
En este blog hemos hablado multitud de veces de que la responsabilidad de la evolución de mis jugadoras es del entrenador. Con esta visión me preguntaré constantemente cómo puedo hacer que ellas sean mejores. No pongo el foco en la jugadora ni el entorno o problemas que le rodean. Si que debo observar y tratar de entender qué le pasa, para desde mi posición de entrenador tratar de ayudarla a que resuelva aquellos problemas que le impiden desarrollarse como deportista. Esto es muy diferente a utilizar sus problemas para justificar que no evoluciona. O incluso no hacer nada y decir que la culpa es de la jugadora. El gobierno de España es nuestro entrenador, el cuerpo técnico, y debería, desde nuestro punto de vista, trabajar en esta línea. La de la proactividad. La de entender las necesidades de los demás y tratar de ayudarles a mejorar.
El talento y la singularidad de cada una de mis jugadoras. Cada una de mis jugadoras es diferente y, al igual que cada provincia de España o cualquier otro país, tienen sus propias singularidades. Eso es lo que nos enriquece como equipo, las diferencias. Tú como entrenador tienes unas normas dentro del equipo (si son establecidas y consensuadas por las propias jugadoras y el cuerpo técnico, mucho mejor), y todos, incluido el entrenador, deben acatarlas. Si alguna jugadora pretende saltárselas, se debe hablar con ella para que ponga solución. Si no lo hace, se eleva el interlocutor, padre, director deportivo y junta directiva, si fuera necesario. Si esa jugadora considera que las normas que regulan al equipo no son las adecuadas, se puede plantear la revisión de las normas. Cuando se llegue a un consenso, se establecerán las nuevas normas, y si aun así le siguen sin gustar, no tendrá más remedio que abandonar el equipo, y buscarse otro.
Y normalmente, cuando hables de las normas o de cambiarlas, se producirá en un contexto de matices o detalles, no de extremos o absolutos. Recuerda que las generalidades (TODO-NADA/SIEMPRE-NUNCA) nos alejan de la realidad. Si la jugadora o su entorno quiere llevar el debate hacia una posición extrema del tipo: " si/entonces... (si yo no soy la capitana, entonces me voy del equipo), muy probablemente haya detrás argumentos que no quiere compartir o que sean de intereses personales y no en beneficio del colectivo.
Mi labor como entrenador es llevar a exprimir el talento de cada una de mis jugadoras, respetando su singularidad con respeto a las demás jugadoras. El respeto y la humildad deben ser normas permanentes en el equipo. Y todas deben entender qué es el respeto, qué es una falta de respeto y cómo actuar frente a ellas. Además, deben comprender el profundo significado de la humildad.
Pensar más en el grupo, la comunidad o el equipo que en uno mismo. Aunque esto no significa que el jugador no deba pensar en él. La individualidad es buena y provechosa, siempre que no ciegue o elimine al colectivo. También hemos hablado del círculo virtuoso, si yo me preocupo de mejorar y ponerlo al servicio del colectivo, de mi equipo, haré que mi equipo mejore, lo que incidirá directamente en una mayor progresión de mi mejora. Somos animales sociales, y parte de nuestra esencia es la de entender cómo nos debemos relacionar con los demás. Ni dependencia, ni independencia. Se trata de interdependiencia. Depender unos de otros, así en tu equipo, como en tu familia o en tu entorno de trabajo.
Aquellos que utilizan las redes sociales para criticar o juzgar a cualquiera de los dos “bandos” probablemente estén generando justo lo contrario a lo que pregonan (justicia, respeto o diálogo) y desde luego, fomentan la división y separación. El problema es que muchos de nosotros nos basamos en esos comentarios o en imágenes parciales para hacernos una idea general de la situación. Este hecho suele limitar nuestra capacidad de reflexión. Y habitualmente, toda esta información está sesgada, es decir, es interesada, parcial y no contiene toda la información. Aquella información que deriva en acciones tremendistas o conclusiones apocalípticas suelen ser poco constructivas y no se centran en las raíces del problema (para buscar una solución), sino todo que buscan todo lo contrario, agrandar el problema y generar tensión y divisiones.
Una última consideración es que en situaciones como las que se están viviendo en España debemos expresar nuestra opinión, ya que el silencio nos puede situar en lugares similares a aquellos que han provocado la situación y que nos lleva, de nuevo, a la división.
Hay que hablar y expresar la opinión, pero también hay que saber cómo expresarla y cuándo expresarla. Las tensiones emocionales y situaciones vistas ayer, no son el mejor momento para opinar ni tomar acciones, ya que probablemente anden carentes de razón y muy cargadas de sentimientos y emociones (que son buenas, pero en su debido momento). Además, nos llevarán a juzgar la parte opuesta, lo que hará, nuevamente, cegar nuestro comportamiento y limitar nuestra capacidad de autocrítica.
Me consta que este blog lo leen entrenadores de baloncesto y otras disciplinas deportivas, incluso gente no relacionada con el deporte. Entre todos los lectores hay catalanes, castellanos, cántabros, andaluces y hasta extranjeros (tampoco tanta gente, que me estoy viniendo arriba...). Siempre he envidiado a los entrenadores catalanes y sus instituciones deportivas, por su calidad en la gestión, creatividad e iniciativa. Son diferentes y lo hacen muy bien, aunque considero que esas diferencias con el resto de España no son lo suficientemente amplias como para separarse y establecer una frontera con el resto de España. Me gusta mi país, me gusta España, y me gusta con todos, los catalanes, gallegos, vascos, aragoneses, valencianos, extremeños, canarios, murcianos, riojanos, castellanos (del norte y del sur), madrileños, cántabros, asturianos, andaluces (bueno, estos un poco menos, que mi suegra es andaluza…), melillenses o ceutíes. Cada uno con sus diferencias y singularidades, con sus tradiciones y su cultura.
En resumen, desde mi posición de entrenador de cantera lo que está bajo mi control, entre otras cosas, es:
• Ser ejemplar a través del respeto y la humildad.
• No juzgar, ya que me aleja de la persona a la que juzgo y ciega mi autocrítica.
• Preguntarme siempre qué está bajo mi control para mejorar/solucionar la situación.
• Consensuar las normas del equipo y no imponerlas.
• Hacer mi trabajo, no el de los demás.
Y como ciudadano, lo que está bajo mi control es:
- No dejarme llevar por los comentarios extremistas.
- No dejarme influir por los análisis con conclusiones apocalípticas y desastrosas.
- Con independencia de cuál sea mi postura ante la situación, tratar de comprender antes de ser comprendido.
- No juzgar para dañar o criticar negativamente. Mejor callarse entonces.
- Dar tu opinión con respeto y educación.
- Buscar varias fuentes de información. Buscar con ahínco la verdad y no quedarse en la superficie.
- Evitar debates vías redes sociales, son estériles y solo aportan tristeza, radicalidad y desasosiego.
- Cumplir la ley, y si no me gusta, proponer cambiarla.
Las personas mediocre suele alimentar sus acciones o por dinero o por poder. Y suelen ser egoístas.
Las buenas personas, suelen alimentar sus acciones o por mejorar el conocimiento o por prestar un servicio a los demás. Y suelen ser generosas.
Creo que es el momento de que las buenas personas den un paso al frente. Se expresen y llenen este entorno de razones y diálogo, de manera que expulsemos a los que pretenden invadirnos de extremismos, tensiones emocionales, decisiones radicales, conclusiones apocalípticas, etc.
Mi opinión a la situación actual en Cataluña es que creo que es necesario el diálogo para que ambas partes se entiendan mutuamente y comprendan las necesidades e inquietudes de la otra parte. Que los interlocutores actuales, con independencia de lo que hayan hecho o dejado de hacer, están posicionados en los extremos y no son válidos para sentarse a solucionar problemas. Que las normas y leyes que nos regulan deben ser revisadas para adaptarse al estilo de vida actual y necesidades de todos los que conviven bajo la bandera de España. Que España, como Estado de Derecho, debería regular de manera transparente la independencia de los tres poderes, el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Que necesitamos líderes políticos que dejen de mirar al otro solo para juzgarles, eliminando de su vocabulario el simple y pobre argumento del "y tu qué, que hiciste...."), y que busquen puntos en común entre las distintas formaciones, para a partir de ellos, crecer como nación, en la diversidad y singularidad que nos une, como un buen equipo de baloncesto de cantera.