Nos enorgullecemos hoy de publicar un artículo de un buen amigo, Adolfo González "Fito", entrenador de cantera en el Asefa Estudiantes (con muchos méritos que prefiere que no citemos). Hablar con Fito equivale a no parar de aprender baloncesto y a contagiarse de su pasión por el juego, como bien demuestra este artículo. Muchas gracias jugón, nos vemos en las canchas.
VER BALONCESTO, por Adolfo González "Fito"
El comienzo…
Podemos hablar de tres ingredientes básicos en esta “ensalada” que conforma el baloncesto de base:
El jugador: empieza a jugar porque le gusta el baloncesto.
El entrenador: empieza a entrenar porque le gusta el baloncesto.
Los papás: están aquí por que les gusta a sus hijos/as.
Desde estas líneas me gustaría que os preguntarais…¿cuánto me gusta el baloncesto? A ti, entrenador, doy por entendido que te gusta mucho. A ti, papá o mamá, supongo que te gusta, en tanto en cuanto ves a tu hijo disfrutar y formarse. ¿Y a nuestros jugadores? ¿Les gusta mucho? ¿Les gusta un poquito? ¿Les gusta sólo cuándo ganan?
Un objetivo claro de cualquier entrenador es conseguir que a nuestros jugadores les guste más el baloncesto. Transmitir nuestra pasión. Conseguir que al que le guste un poquito le acabe gustando un “muchito”. Que al que le encante se convierta en un enamorado de este deporte (seguro que acabará de entrenador). ¿Pero cómo? ¿Sólo con buena voluntad y muchísimas ganas? Evidentemente no.
El proceso…
Debemos dotar al jugador o jugadora con “armas” para que disfrute de este deporte, y esas armas son los fundamentos básicos de este juego. Un entrenador llamado Dan Peterson recomienda a los entrenadores proporcionarse lo que él llama una “cultura técnica”. Existen infinidad de libros, se organizan clinics, coloquios, charlas…Y hay una manera mucho más directa y accesible también a jugadores: VER BALONCESTO. Ved partidos y fijaos en “los buenos”, Navarro, Calderón, Felipe, Gasol, Rudy…qué lejos quedan, ¿verdad? Pero fijaos en lo flexionado que juega Calderón. Fijaos en Navarro, ¡qué salidas!...¡si cuándo recibe el balón no está quieto!¡Recibe saliendo! Fijaos cómo Rudy bota el balón muy lejos del cuerpo, y sus pies van a un ritmo y su bote a otro. Y Felipe ¡cómo rebotea en ataque! Si resulta que ya estaba luchando por la posición un instante antes de que se produjera el tiro. Efectivamente Navarro, Garbajosa y compañía están muy lejos; pero estos pequeños detalles –e infinidad de ellos más- son perfectamente entrenables en jugadores en formación.
Y para ti, jugador que me lees, el mensaje es el mismo. Fíjate en los detalles de esos “jugadores especiales” e intenta ponerlos en práctica. Todavía recuerdo cuándo yo era infantil o cadete y pasaba tardes y tardes jugando con mis compañeros de equipo a imitar a Jordan y sus mates en las canastas de mini de mi cole. Y qué equivocado estaba. No por querer imitar a mi ídolo, sino porque me fijaba justo en lo que yo no podría hacer en un partido “de verdad”, sus mates y alley-hoops. Pero tú, jugador, puedes intentar pasar desde el bote como Ricky. O dar más pasitos de los que das para cada bote, como Steve Nash.
¿El final? No…
Si cumplimos este objetivo de conseguir que les guste más, de transmitir nuestra pasión, de hacerles ver lo que significa el baloncesto para nosotros, ya le tendremos “enganchado” y el baloncesto formará parte de su vida. Y con el baloncesto, los valores que lo conforman, esfuerzo, sacrificio, espíritu de equipo…
Y ese jugador que cogimos en mini, será jugador senior o será entrenador, o será Aficionado, con mayúsculas. Porque disfrutará de este deporte, no sólo de su equipo favorito.
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