viernes, 27 de diciembre de 2013

Baloncesto. FIN o MEDIO.

En estos días de descanso de baloncesto, te paras a reflexionar sobre algunas cuestiones, quizás trascendentales para algunos, quizás nimiedades para otros.

Echando un vistazo en las ligas que se juegan en Madrid, veo que empieza con categoría Nacional y Autonómica, tanto masculino y femenino. De ahí, baja a segunda autonómica, pasando luego por ligas universitarias, sub21, junior, cadete, etc. hasta llegar a benjamín. Ligas de nivel A1, A2 y la liga federada. No se contemplan ligas escolares o municipales.

No se cuantos equipos podrán salir de todo este volumen de ligas, pero muchos, y cada uno con su entrenador/a. Haciendo un cálculo rápido, podríamos decir que, desde Nacional hasta benjamín, en Madrid, habrá unos 500 equipos jugando cada fin de semana, y probablemente me quede corto. Si a este número le sumamos todos los que hay en las distintas provincias de España, pues el número se dispara.

También pienso en los entrenadores que, digamos, se encuentran en equipos de cierto nivel, ligas EBA, LF2, Leb Plata, y también los profesionales de este deporte, que serían los de ACB, Leb Oro y LF1.

De todos los entrenadores que he mencionado, los únicos que viven de este deporte son los que se encuentran en el último trío del párrafo anterior. El resto, el 97%, aproximadamente, de los entrenadores, el baloncesto es su afición o pasión, incluso aun estando el Leb Plata o LF2.

A partir de estos datos, yo me pregunto por qué entrenarán el 97% de los entrenadores, ¿para qué? Entiendo la noble aspiración de querer llegar a lo más alto, camino difícil, pero no imposible. Es loable y entendible querer ser entrenador de un LF1, por ejemplo, eso siempre hay que respetarlo. Evidentemente, con los números de antes, pocos llegarán hasta ahí. Con lo que de nuevo, me surge la pregunta de por qué entrenarán los entrenadores. Cuál será su "leitmotiv" (motivo que guía, en alemán), qué les moverá a ir a entrenar dos-tres veces a la semana y el partido del fin de semana. ¿Cómo entenderán el baloncesto?

No puede ser que se centren en las victorias y las derrotas, es imposible, sería de locos pensar que eso es lo que mueve a los entrenadores. Se frustarían, pues no siempre se gana. Probablemente, el motivo por el que son entrenadores, es porque les gusta mucho este deporte (algunos dicen que los entrenadores son los malos jugadores), y que lo practiquen desde la perspectiva del banquillo.

Creo que acierto en esta afirmación si considero que los entrenadores entrenan porque les gusta muchísimo el baloncesto. Y eso es muy bueno, pues tratarán de dar lo mejor de cada uno para hacer bien su trabajo. Este aspecto es clave.

Avanzando en la reflexión, me planteo cuáles serán los objetivos propuestos por cada uno. Quizás se ponga encima de la mesa la eterna dicotomía de ganar o formar - como si no pudieran ir juntas de la mano-, quizás haya entrenadores que busquen hacer mejores a sus jugadores, quizás simplemente enseñar baloncesto o hacer disfrutar a un grupo de niños de la posibilidad de hacer deporte.

Planteadas estas dos cuestiones, el motivo por el que entrenan, que hemos visto que es por pasión, y cuáles son los objetivos que buscan en cada temporada, me surge la cuestión de si para los entrenadores el baloncesto, independientemente de si se es profesional o no, es un FIN o un MEDIO. Podríamos definir el FIN como "aquello en virtud de lo cual se hace algo, como el motivo o finalidad de una acción, mientras que un MEDIO sería "aquel fin que se quiere por otra cosa y no por sí mismo".

Sin caer en cuestiones filosóficas, diríamos que si el baloncesto es un fin podría frustrarnos como personas, pues alcanzar los objetivos planteados, de dificil medición, suele ser tarea prácticamente imposible.

Quizás, y este es mi punto de vista, deberíamos considerar el baloncesto como un MEDIO para alcanzar otras metas. Metas fundamentalmente "invisibles". Y para mi las más importantes serían:

- La primera, crecer como persona alrededor de mi equipo, jugadores y cuerpo técnico, estudiando baloncesto para conseguir que sean mejores jugadores y mejor equipo, ser un ejemplo para los jugadores y tener HUMILDAD para aprender de todo el entorno que me rodea.

- La segunda meta, igual de importante que la anterior, es formar BUENAS PERSONAS que aporten positiva y constructivamente a esta sociedad, donde cada día es más complicado vivir en armonía, utilizando el baloncesto como herramienta. El baloncesto como HERRAMIENTA.

Al inicio de la entrada hacía un recuento de la gran cantidad de entrenadores de baloncesto que hay. La capacidad que tenemos de influir positivamente en esta sociedad es enorme. Y el baloncesto es un MEDIO fantástico para motivar a nuestros jugadores y ayudarles en su correcto desarrollo como personas. Ya seas entrenador profesional o amater.

martes, 24 de diciembre de 2013

Entrenador y jugadores

Llevamos aproximadamente un 30% de la temporada, quizás 40. Desde que casi todos empezamos en agosto con la pretemporada, hasta hoy, en la mayoría de los equipos, sean masculinos, femeninos, senior o de cantera, se habrán producido situaciones delicadas, desagradables, complicadas o leves roces. Es algo natural, y difícil de evitar, ya que un equipo, no es más que una micro sociedad, donde los intereses personales entran, a veces, en conflicto con otros intereses personales, o con los colectivos.

En España tenemos la tendencia a criticar destructivamente a los demás. Más en los tiempos que corren, a los políticos, y a veces, no nos damos cuenta, que nosotros, los entrenadores, somos los presidentes del Gobierno, de nuestro país llamado equipo. 

 Los entrenadores tenemos que ser capaces de detectar los posibles problemas que se puedan producir en el grupo. Adelantarnos a las situaciones. Esto se consigue con una comunicación constante con los jugadores, y con una observación en los entrenamientos y partidos que va más allá de lo meramente técnico o táctico. Detrás de cada jugador, hay una persona, con su mochila de emociones y experiencias. No lo olvidemos. Quizás determinados comportamientos tienen su explicación más allá de lo que ocurra en la cancha.

Por otro lado, nosotros tenemos una visión de lo que queremos que sea el equipo, o de cómo debe jugar o entrenar. La responsabilidad de alcanzar esas metas, no es exclusiva de los jugadores. Todos los entrenadores ponemos nuestro máximo empeño en alcanzar los logros planificados, pero, a veces, no se consigue, ya sea por nivel técnico, táctico, o por otros motivos. 

Nuestra responsabilidad debe llevarnos a no rendirnos ni tirar la toalla hasta el último segundo de la temporada. Puede haber circunstancias que no nos gusten, comportamientos de jugadores que nos molesten, actitudes de padres que nos disgusten, etc., nosotros debemos pensar en cómo revertir esas situaciones en beneficio del grupo. Debemos transformar las corrientes en contra, en corrientes a favor, que nos ayuden a remar en la misma dirección, sin quedarnos en la epidermis del juicio fácil y simplón de que los demás lo están haciendo mal, y poco más. Hay que profundizar, ver la raiz de los problemas o de las situaciones que no nos convencen y que creemos que nos lastran. Y es un trabajo que no cesa, en el que no debemos descansar, por lo menos, hasta que termine la temporada. 

Será entonces, al final de la temporada, cuando hagamos nuestro análisis reflexivo, veamos donde nos hemos equivocado, y dónde tenemos que mejorar. Este análisis, debe ser constante a lo largo de la temporada, pero enfocado a la mejora continua del grupo. Siempre debemos preguntarnos ¿qué está en mi mano para mejorar esta situación o a este jugador?

Nos debemos a nuestros jugadores y jugadoras, esa es nuestra labor.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Empresa. Baloncesto. Objetivos

Una de las primeras cuestiones que se pregunta cualquier entrenador cuando prepara la temporada es el objetivo u objetivos a alcanzar, colectivos, individuales de cada jugador, el suyo propio. En general, todos los equipos tienen objetivos, ya sean competitivos, formativos, intangibles, etc.


El hecho de tener un objetivo hace que el grupo sepa cual es el rumbo del buque, todos tienen claro el norte y conocen los motivos que les llevan a ir a entrenar a la pista entre semana y saben por qué juegan los fines de semana. Da igual el tipo de equipo que sea, el de tu barrio, el alevín de tu club, un equipo ACB o cualquier equipo de la NBA. Todos tienen sus objetivos comunes que guían al grupo.

Un buen entrenador, sabrá orientar los esfuerzos de todo el equipo, entrenadores, preparadores físicos, médicos, fisioterapéutas y jugadores hacia la consecución de ese objetivo común.

A día de hoy, muchos empresarios deberían pensar como si fueran el primer entrenador del equipo. Tener un objetivo común. Orientar a sus trabajadores hacia la consecución de ese objetivo.

El problema que se plantea en muchas empresas, en las grandes y las pequeñas, es que el objetivo suele estar orientado exclusivamente a aspectos económicos, y habitualmente, a que los sueldos de los de arriba se mantengan, con independencia del volumen de beneficios. Además, no se gestionan en conjunto los objetivos.

Aplicando el sentido común, si la empresa ganara menos, habría que mantener el sueldo de los trabajadores para sacar adelante la empresa, y reducir el del dueño o directivos, ya que así, las personas que hacen posible el negocio, se sentirán protegidas por su "entrenador" e identificadas con el objetivo de la empresa.

Establecer objetivos de equipo, que sean razonables, coherentes e ilusionantes. Convencer al jugador que su aportación es clave para alcanzar esos objetivos, y.....,  ya seas el presidente de la compañía o el que reparte las cartas, ser consciente de que eres uno más en el engranaje que mueve la empresa, y que todos son igual de importantes, pero los trabajadores, un poquito más, pues al fin y al cabo, son los que salen a la pista y meten las canastas.