martes, 13 de diciembre de 2016

Olvidate del resultado parcial del partido. Centrarse en la ejecución de tus jugadoras

Un partido de baloncesto tiene un tanteo. Y el objetivo es anotar más puntos que el rival. Es obvio. Y normalmente, relacionamos ambas ideas, ganar y el resultado intermedio, el objetivo final y objetivos parciales, de manera, que a lo largo de un partido, con habitualidad, miramos el tanteo a ver cómo va el resultado. Y yo me pregunto ¿para qué miramos el tanteo?  

La respuesta parece evidente, para saber como vamos, si ganando o perdiendo. 

¿Y saber el resultado parcial afecta a mis decisiones como entrenador?  Quizás si, quizás no. 

¿Si vamos arriba mantengo lo que hago y si vamos abajo cambio lo que hay? ¿Es por eso?

Cada maestrillo tiene su librillo, pero yo os recomendaría que en uno de los muchos partidos que dirigís, os olvidéis completamente del marcador. 

¿Y en qué me centro? ¿En que pongo mi atención como entrenador? 

Aquí van algunas ideas sobre qué hacer durante un partido y olvidarnos del marcador:

1. Antes de empezar el partido, dar aspectos concretos en ataque y en defensa para que se centren en ellos. Hacer un seguimiento de esos aspectos a medida que avanza el partido. 

2. Centrarse en las sensaciones de las jugadoras. ¿Están cómodas en la pista?¿Se diluyen en defensa o tienen demasiado protagonismo en ataque?¿rehúsa la bola?

3. Plantear individualmente a alguna jugadora o alguna tarea concreta colectiva sobre lo entrenado. Animarlas a que lo intenten y celebrar el intento más allá del éxito o no de la acción. Preguntar y feedback posterior.

4. ¿Cómo está encestando el rival? Contestar a esta pregunta te puede ayudar a orientar tus esfuerzos defensivos, y si se combinan con tus objetivos concretos, mejor que mejor. 

5. Muchas veces pensamos que somos nosotros los que tenemos que plantear las soluciones o percibirlo todo, pero nos olvidamos que tenemos cinco jugadoras en la pista "sintiendo el partido" y otras siete en el banquillo. Preguntarle a las jugadoras para que ayuden a minimizar las virtudes del rival. Les fomentarás centrarse en aspectos concretos. 

6. Cuidar nuestros detalles. Has planteado una serie de aspectos concretos a trabajar. A lo largo del partido, puedes centrar tu atención en si están ejecutando los detalles concretos a la acción. Y hablar con ellas sobre este tema.  Por ejemplo, si has trabajado una serie de pasos para determinar lo que es un buen tiro, puedes preguntarles por la auto corrección en el tiro.

7. Estate atento a cómo entran al banquillo, trabaja su frustración, habla con algunas jugadoras para que presten apoyo a la que entra al banquillo, que escuchen sus comentarios (orientarlos a que sean constructivos).

8. Presta atención a cómo se dirigen las jugadoras de banquillo a las de pista, si recriminan o animan. Orienta la conducta.

Seguro que se os ocurren más aspectos en los que poder centrarse. Mi idea es escribir este artículo para hacer pensar a alguno en la gestión del partido.

La idea es centrarse en el proceso olvidándose del resultado. Mejorará nuestra capacidad de atención en el partido y evitar distraernos con el tanteo parcial. Tenemos que recordar para qué y por qué somos entrenadores  de cantera: para mejorar a nuestras jugadoras. 

Evitar que el resultado parcial nos lleve a actuar de una manera y tomar determinadas decisiones, Sino, centrarse en el camino,  actuar y tomar decisiones que mejoren a mis jugadoras para influir en el resultado final.

martes, 6 de diciembre de 2016

Lecciones de tres deportistas tras romperse el ligamento cruzado

La lesión en un deportista supone un parón en la actividad. Es un obstáculo, una adversidad. Si es profesional, puede ir en detrimento de su futuro como deportista; y si es amateur, va en detrimento de su formación. O podría ser al revés. O ambas consecuencias para los dos tipos de deportistas. 

Una lesión es una parada. Algo que no deseas, pero que en ocasiones sucede. Y si es una rotura del ligamento cruzado en la rodilla, el parón es mayor, por la operación, el reposo y la futura recuperación. ¿Mínimo? 6 meses, si todo va bien. 

En la temporada pasada me encontré en la situación de conocer de cerca a tres deportistas con esta lesión. Diferentes edades, deportes y nivel. Una jugadora de 1996, otra del 2000 y un jugador de 2001. Teresa, Carla y Pablo. Probablemente anónimos para ti, pero no para mi. Excelentes personas y deportistas. Los tres llegaron a un acuerdo conmigo. Elaborar una lista de las cosas buenas que les sucedían por haber tenido esa lesión. Las lecciones aprendidas. Y no es fácil con esas edades. 

Se habla en muchas ocasiones de que “el obstáculo es el camino”. De que hay que mirar las adversidades de otra forma, desde otro ángulo, con otra perspectiva. Pero cuando te toca a ti, cuando estás dentro, no suele ser tan sencillo e inmediato. Lleva un proceso. Y cada día que pasa puede ser una pared infranqueable de cruzar. Sólo lo saben el deportista y su entorno muy muy íntimo. 

A continuación os dejo seis lecciones que me han enseñado estos tres deportistas. Entrecomillado y en cursiva, algunos de los comentarios de sus listas. Recordad, la tarea era elaborar una lista de: “Cosas positivas que me han sucedido debido a la lesión”. 

Y he de recalcar que no es, ni ha sido fácil para ninguno de los tres. Han pasado malos momentos. Seguro. Pero ahí están, con su lista de cosas positivas. 


Primera lección. Locus de control interno.me vienen los pensamientos de por que fui a por ese balón, pero intento ya no pensar en eso por que no me va a ayudar nada”. La lección de centrarse en lo que está bajo tu control. Y que los pensamientos, pensamientos son, lo interesante es lo que hago con ellos. La respuesta, mi conducta. Eso es lo que está bajo mi control. Y decido dejar de pensar porque no me va a ayudar. 

Segunda lección. Control de las emociones.Gracias a la lesión me he dado cuenta de que para mi el deporte es imprescindible y que cuando vuelva a poder jugar voy a tener la cabeza fría y que las tonterías que vemos como calentar, estirar y cosas de ese estilo, son todo lo contrario, muy importantes para prevenir lesiones”. Cabeza fría. Control de las emociones, paciencia y saber pasar por cada paso del proceso. No se alcanza el diez sin pasar por el resto de los números. Dar la importancia a cada uno de esos pasos. 

Tercera lección. Valorar. “A valorar lo que tenemos como por ejemplo: andar, poder correr... ya que antes no podía hacer ninguna de estas dos cosas” “tengo gente muy MUY buena a mi lado y a veces hace falta que pasen cosas como estas para que nos demos cuenta y lo valoremos”. “te hace apreciar pequeñas cosas del día a día”. “te ayuda a valorar a tus amigos, y a ver quien esta de verdad cuando las cosas son mas dificiles"
Dar valor a las pequeñas cosas del día y a las personas que te rodean. Ser generoso y dar las gracias a los que viven en nuestro círculo íntimo. ¿Te parece pequeña la lección? Estas y este deportista, a través de la lesión, han aprendido a valorar las cosas y las personas. Quizás no es necesario que nuestro obstáculo sea una lesión de seis meses, pero reconoce en cada conflicto una oportunidad. Valorar las personas y las experiencias a tu alrededor. Valorar las pequeñas cosas. Y no hablo de dinero, ni fama ni reconocimiento. Hablo de andar, de poder correr o poder tener a esa persona especial a tu lado a quien poder decir “gracias” o “te quiero”. 

Cuarta lección. Paciencia.  A ser paciente, fundamental para este tipo de lesiones. Yo soy muy impaciente, pero la lesión me esta ayudando a controlarme, a saber que la espera, la constancia del trabajo en la rodilla y en la musculatura, me va a hacer que pueda volver al 100% a los terrenos de juego”. Una persona de entre 14 y 19 años que entiende, asume, asimila y vive la virtud de la paciencia. Y a partir de la lesión, extrapola este aprendizaje a cualquier disciplina de la vida, desde la necesidad de tener paciencia para estudiar una asignatura, paciencia con sus amigos o padres, paciencia en los conflictos, etc. 

Quinta lección. Fortalecimiento ante la adversidad.experiencia que te ayuda en un futuro, te hace mas fuerte en todos los sentidos” “ Tú misma te das cuenta de cómo eres capaz de superar algo que parecía bastante difícil”. Ser más fuerte que antes de la lesión. Han sido capaces de utilizar una adversidad para ser mejores tras ella. La experiencia ha sido beneficiosa. No la han buscado, pero una vez en su camino, la han utilizado para crecer como personas. 

Sexta lección. Capacidad de reflexión.Ver el progreso que haces y como tu esfuerzo va dando su fruto”. “Me esta dando tiempo para reflexionar mas sobre mi estado de forma ahora mismo y sobre que puedo hacer y que no porque me viene mal”.  Observar lo que te está sucediendo, reflexionar. La experiencia por si misma no aporta en exceso. Es a partir de la observación, reflexión y puesta en práctica cuando la experiencia adquiere toda su riqueza. Experiencia reflexiva. 

En definitiva, tres personas que han decidido sacarle el jugo a su lesión, sabiendo que han pasado por momentos duros y complicados. 


Gracias a Teresa, Pablo y Carla. 

lunes, 5 de diciembre de 2016

El grito en el entrenamiento y el partido

Este artículo viene a consecuencia de una serie de tweets referidos al grito como una herramienta a utilizar por los entrenadores en la gestión de los entrenamientos y partidos. 

La voz tiene una serie de cualidades, que resumidamente son:
  • Timbre. Es la “huella digital de la voz”, no hay dos iguales.  Lo intrínseco de cada voz.
  • Tono. Es el grado de elevación de un sonido correspondiente a la mayor o menor rapidez de las vibraciones de los cuerpos sonoros, en este caso de las cuerdas vocales. El tono de la voz debe variar, subir y bajar como en una escala musical para que la voz no resulte monótona. Nos informa mucho sobre su expresión,sobre  las emociones que le acompaña, sobre  lo que quiere o intenta expresar.
  • Intensidad (o volumen). Hace referencia a la fuerza y el volumen acentual. Lo fuerte o suave de su sonido.
  • Tiempo. Mide el tiempo de duración del sonido y la velocidad que alcanza. Lento, normal, rápido y andante.
El timbre diríamos que es nuestra identidad, lo que nos distingue.

Y a partir de ahí, tendríamos el tono, el volumen y el tiempo, como aspectos bajo nuestro control a modificar.

En temas de comunicación, otro aspecto que considero importante reseñar en un entrenador es el principio de: “se quien eres, no pretendas ser otro”, haciendo referencia a mostrarte tal y cómo eres en todas las circunstancias o situaciones. 

Hemos introducido dos elementos en la ecuación:
  • el primero, la voz y aquello que está bajo mi control en su gestión (tono, volumen y duración). 
  • y en segundo lugar tu personalidad y la veracidad y coherencia de tus acciones frente a tu forma de ser.
  • e incluiría un tercero, pero en el que no vamos a extendernos mucho, el lenguaje corporal o no verbal. 
Podríamos decir que gritar es elevar la voz más de lo acostumbrado. En condiciones habituales, nuestra voz no es elevada. 

Y a partir de estas reflexiones, la pregunta sería, ¿es útil el grito en el desarrollo de un entrenamiento o partido?

Diría, de manera obvia, que si el entorno donde se desarrolla la práctica deportiva es de un volumen elevado (tres equipos entrenando a la vez), probablemente, tengamos que elevar nuestra voz, simplemente por el hecho de que sino, no nos oiran nuestras jugadoras.

El segundo punto que introducíamos era el de la personalidad. Si eres una persona tranquila, no acostumbrada a gritos, muy probablemente no “seas de gritar”. Y esto, en ocasiones, se confunde con falta de intensidad. Si el entrenador grita, el jugador está intenso. Probablemente sea así, aunque lo que tiene que mantener al jugador intenso es su actitud y no el grito de su entrenador. Debe ser algo inherente al propio jugador. La labor del entrenador estará en diseñar una sesión suficientemente atractiva para el jugador, que le suponga un reto en sus habilidades y le mantenga centrado y con un nivel de concentración e intensidad adecuado. Evidentemente, tenemos 12 jugadores con niveles diferentes, lo que me llevaría a preparar entrenamientos individualizados. Pero como esto no es tenis, sino un deporte colectivo, el entrenador tiene que seguir buscando recursos para proporcionar, con un solo ejercicio, retos adecuados para cada uno de sus jugadores. Y dentro de ese ejercicio guiar a los jugadores en sus diferentes retos. O si los unificas, gestionar tu comunicación según el jugador (animar más al que sabes que le cuesta, reforzar positivamente al que le sale, fomentar que se apoyen entre pares, etc.).

¿Y dónde entra aquí el grito? Un grito concreto puede ser una llamada de atención puntual, para poner de nuevo en el camino a la jugadora. Estaríamos jugando con el volumen de nuestra voz. Hasta aquí, de acuerdo. Donde ya no lo estoy, es que esta subida de volumen vaya acompañada de un tono inadecuado (tono=expresión de las emociones), en el que se manifiesta la frustración del entrenador porque no se han logrado alcanzar las expectativas que el propio entrenador tenía puestas en ese ejercicio, jugador o situación de partido. Y que sea un recurso habitual. Aquí tampoco estoy de acuerdo. 

Y es en el tono y en el tiempo donde creo que tenemos que hacer más hincapié, en detrimento del volumen, ya que ambos, tono y tiempo, tienen más impacto en los jugadores. Un tono seco y cortante, por ejemplo. Si le sumas una cadencia lenta en el hablar, o determinadas pausas, probablemente captes mayor atención de las jugadoras que con una simple elevación del volumen. 

Y no digo que no se juegue con el volumen, pero no siempre hacia arriba. También hacia abajo. Bajar el volumen es otro recurso. Y muy útil. 

De este modo, y resumiendo, desde mi punto de vista y mi forma de ser, no soy muy participe de captar la atención de la jugadora o fomentar su intensidad o actitud a través de elevar la voz más de lo acostumbrado (lo que viene siendo gritar), sino mediante el juego de los recursos disponibles, tono, duración y volumen (hacia abajo y no hacia arriba). 

Y reseñar por último el tercer aspecto importante en la ecuación, que sería mi lenguaje corporal. Este debe acompañar y complementar al verbal. Como las vías de un tren que van en paralelo a alcanzar un destino común. Pero eso da para otro artículo. 


Así que entrenador, piensa como eres, juega con las características de la voz, diseña ejercicios que sean un reto, trabaja tu lenguaje no verbal, y probablemente, haya muy pocas ocasiones en las que tengas que elevar tu voz para transmitir un mensaje, ya que por otro lado, recuerda que el baloncesto les gusta mucho a todas tus jugadoras, y si algo no sale o se aburren, piensa que probablemente tú tengas mucha de responsabilidad en ello. Y el grito, no lo solucionará.