lunes, 20 de febrero de 2017

El partido como proceso del aprendizaje, del jugador y del entrenador. Medio, no fin.

Pues hace poco me han dado una pequeña paliza. 31-57. Y nuestras expectativas eran de victoria. Palo, baño. Frustración.

Resulta que el rival dispuso una zona press todo el campo 1-2-1-1 de la que no supimos salir. Cuando digo "no supimos", me refiero a mi como entrenador y a las jugadoras, pues si el balón no sale, el entrenador tiene su cuota de responsabilidad.
Tiempos muertos aportando soluciones, conversaciones entre jugadoras, conversaciones con el banquillo. Nada de nada. 50 balones perdidos a lo largo de los cuarenta minutos (lo que significa 100 potenciales puntos).

Las derrotas de este tipo te dejan un sabor amargo aunque tus creencias sean de que el partido es un paso más en el proceso de aprendizaje. La cuestión no es tanto cuánto tiempo te dura el amargor de la experiencia  sino cuánto vas a querer aprender de ella.

Es irremediable, por nuestra forma de ser, que reflexionemos más en la derrota que en la victoria (yo mismo lo estoy haciendo ahora, ¿hubiera escrito este artículo si hubiera ganado de 25?...probablemente no).  Centrarse en la causa raíz de la derrota y compararla con nuestra planificación y lo que estamos haciendo es una buena manera de afrontar la reflexión del partido.
La planificación debe ir acorde al nivel de las jugadoras, técnico, táctico, madurativo, de cohesión de equipo, etc., y quizás no esté dentro de la planificación de este año la solución para vencer al rival con las dificultades que te plasman en la pista (en este caso, una press 1-2-1-1) o quizás si. Es el primer paso a reflexionar.

El baloncesto consiste en conexionar tomas de decisiones individuales. Las decisiones se toman en función de lo que el rival hace, y lo que mis otras cuatro compañeras hacen. Parte de nuestra labor como entrenador es dotar de armonía y fluidez a esas conexiones de tomas de decisiones.

En el caso concreto de mi partido, tuvimos un problema a la hora de salir de una presión zonal todo campo. Ahora tengo que ver por qué determinadas jugadoras no pasaron el balón correctamente o no se situaron en el sitio adecuado para generar una línea de pase. Y ojo, que aquí podemos estar hablando de muchos aspectos, no sólo técnicos tácticos, desde miedos, de faltas de concentración, de frustración porque el resultado parcial no me gusta.....y resulta que tú te dedicas sólo a trabajar la salida de presión desde la técnica o táctica. De este modo, es importante tener "visión periférica" como entrenador para saber encontrar la causa raíz del problema.

Así que, de momento, dos cosas preguntas a realizarme como entrenador tras ver que mi equipo no es capaz de algo en un partido (ya sea victoria o derrota el signo del resultado final del partido):

- ¿Está contemplada la solución en mi planificación?
- ¿Cómo se ha gestión la conexión de las tomas de decisiones individuales?

Revisando mi planificación, me he dado cuenta que la visión es para mi un fundamento a trabajar y que llevaba cerca de un mes sin prestarle atención. Y que estoy trabajando el pase. Pero la planificación no solo es para ver lo que trabajas sino la profundidad con la que lo trabajas. ¿Estoy entrenando adecuadamente el pase en cantidad, conceptos o detalles técnicos?
Y pensando en las causas raíz, planeé charlas individuales, después de hacerlo colectivamente. Y de ellas han salido varias causas por las que no nos pasamos bien el balón, del tipo: miedo al fallo, pánico al protagonismo, sensación de ridículo, faltas de atención, banquillo desconectado, etc., aspectos que llevan a que no seamos capaces de conectarnos unas con otras en el juego.

A partir de aquí, y tras la reflexión, asumo mi parte de culpa en la imposibilidad de que mis jugadoras sacaran el balón con cierto éxito en la presión zonal que nos pusieron.

Soluciones:
1. Mayor volumen de trabajo en el fundamento de la visión (cuando se tiene el balón y sobre todo, cuando no se tiene).
2. Continuar con los conceptos y detalles del fundamento del pase.
3. Trabajar sobre los distintos aspectos personales de las jugadoras.
4. Trabajo de la interconexión de las tomas de decisiones individuales.

Y estas soluciones me llevan a modificar aspectos de mis entrenamientos, de mis ejercicios y mi planificación.

Pero es importante anotar que todo lo que estoy modificando no es con el objetivo de salir de la presión zonal que me puedan poner, sino ha ido enfocada a mi manera y forma de trabajar sobre el fundamento. Corregir determinados aspectos que harán mejor pasadora a la jugadora, de manera individual, y a conectarnos a través del pase, como equipo. Y que tendrán como consecuencia que saldremos mejor de una presión zonal o atacaremos con más eficiencia una zona, o correremos mejor el contraataque o cualquier situación del juego en el que intervenga el pase (que son unas cuantas). Responderemos mejor ante las "trampas" del rival.

Luego el partido es una herramienta en el proceso de aprendizaje, no solo del jugador, sino también del entrenador. Utilízalo como medio, no como fin.

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