Observo con mayor frecuencia, y con independencia del nivel de juego, que los padres de nuestros jugadores asisten a los partidos con su aplicación que gestiona el marcador. Habitualmente se escuchan comentarios de "¡¡ ¿pero cómo falla esa tan fácil?!!", "¡¡ los del otro equipo si que las meten !!", "este entrenador no sabe hacer cambios", etc.
Los entrenadores, a instancias del club de turno, suelen realizar crónicas de los partidos, que posteriormente se publican en las webs.
El día del partido, en la mayoría de todas las casas, es un día importante, día festivo, no hay colegio, y se pueden centrar todas las atenciones en el partido.
Hay personas que consideran el partido como "el examen de lo trabajado durante la semana", "el momento de plasmar lo trabajado", etc.
Y sin dejar de ser ciertas estas frases, tengo la sensación de que al partido se le está otorgando una importancia excesiva y desmesurada por parte de los adultos que rodean al equipo, lease, padres, entrenadores y juntas directivas del club.
Si nuestro equipo entrena 3 días por semana, más el partido de fin de semana, nuestras jugadoras tendrán 4 sesiones de baloncesto, lo que matemáticamente nos lleva a que cada una de las sesiones debería tener un 25% de carga en el global del trabajo semanal.
Cierto es que el partido tiene condicionantes o circunstancias que no se dan en los entrenamientos. Un juez, el árbitro, que regula la competición, un rival desconocido, una tensión competitiva dificilmente de representar en los entrenamientos, entre otras que se me ocurren.
En mi opinión, el partido tendría que tener un peso específico de importancia de un 25%, el que matemáticamente le corresponde, ni más, ni menos.
Si nos centramos en la consecución del logro antes que en el proceso de aprendizaje, podemos mandar el mensaje equivocado: "Lo que importa es el partido". El partido debe ser una consecuencia, una oportunidad más en el proceso de aprendizaje.
¿Y cómo poner el foco en el proceso de aprendizaje, que incluye partidos y entrenamientos? Pues se me ocurre, por ejemplo, un par de ideas:
- Crónicas semanales, que incluyan comentarios de entrenamientos y partidos.
- Si haces charlas prepartido, ¿por qué no hacer alguna vez una charla preentrenamiento?
- Planteamiento de objetivos concretos de mejora a las jugadoras alcanzables en un periodo determinado, tres semanas, incidiendo en la necesidad de atreverse a trabajar el objetivo, tanto en los entrenamientos como en los partidos.
Y los padres, que tengan perspectiva de la importancia del partido, o de la importancia del entrenamiento. Y que antes de hacer otra cosa que no sea animar se pregunten para qué está su hija en la pista.
Os dejo un fragmento del discurso que dió el presidente de los Estados Unidos Theodore Roosevelt en la Universidad de Paris el 23 de abril de 1910, que tiene cierta relación con el tema que trato:
"No es el crítico quien cuenta; ni aquellos que señalan como el hombre fuerte se tambalea, o en qué ocasiones el autor de los hechos podría haberlo hecho mejor. El reconocimiento pertenece realmente al hombre que está en la arena, con el rostro desfigurado por el polvo, sudor y sangre; al que se esfuerza valientemente, yerra y ' da un traspié tras otro pues no hay esfuerzo sin error o fallo; a aquel que realmente se empeña en lograr su cometido; quien conoce grandes entusiasmos, grandes devociones; quien se consagra a una causa digna; quien en el mejor de los casos encuentra al final el triunfo inherente al logro grandioso; y que en el peor de los casos, si fracasa, al menos caerá con la frente bien en alto, de manera que su lugar jamás estará entre aquellas almas frías y tímidas que no conocen ni la victoria ni el fracaso"
Los entrenadores, a instancias del club de turno, suelen realizar crónicas de los partidos, que posteriormente se publican en las webs.
El día del partido, en la mayoría de todas las casas, es un día importante, día festivo, no hay colegio, y se pueden centrar todas las atenciones en el partido.
Hay personas que consideran el partido como "el examen de lo trabajado durante la semana", "el momento de plasmar lo trabajado", etc.
Y sin dejar de ser ciertas estas frases, tengo la sensación de que al partido se le está otorgando una importancia excesiva y desmesurada por parte de los adultos que rodean al equipo, lease, padres, entrenadores y juntas directivas del club.
Si nuestro equipo entrena 3 días por semana, más el partido de fin de semana, nuestras jugadoras tendrán 4 sesiones de baloncesto, lo que matemáticamente nos lleva a que cada una de las sesiones debería tener un 25% de carga en el global del trabajo semanal.
Cierto es que el partido tiene condicionantes o circunstancias que no se dan en los entrenamientos. Un juez, el árbitro, que regula la competición, un rival desconocido, una tensión competitiva dificilmente de representar en los entrenamientos, entre otras que se me ocurren.
En mi opinión, el partido tendría que tener un peso específico de importancia de un 25%, el que matemáticamente le corresponde, ni más, ni menos.
Si nos centramos en la consecución del logro antes que en el proceso de aprendizaje, podemos mandar el mensaje equivocado: "Lo que importa es el partido". El partido debe ser una consecuencia, una oportunidad más en el proceso de aprendizaje.
¿Y cómo poner el foco en el proceso de aprendizaje, que incluye partidos y entrenamientos? Pues se me ocurre, por ejemplo, un par de ideas:
- Crónicas semanales, que incluyan comentarios de entrenamientos y partidos.
- Si haces charlas prepartido, ¿por qué no hacer alguna vez una charla preentrenamiento?
- Planteamiento de objetivos concretos de mejora a las jugadoras alcanzables en un periodo determinado, tres semanas, incidiendo en la necesidad de atreverse a trabajar el objetivo, tanto en los entrenamientos como en los partidos.
Y los padres, que tengan perspectiva de la importancia del partido, o de la importancia del entrenamiento. Y que antes de hacer otra cosa que no sea animar se pregunten para qué está su hija en la pista.
Os dejo un fragmento del discurso que dió el presidente de los Estados Unidos Theodore Roosevelt en la Universidad de Paris el 23 de abril de 1910, que tiene cierta relación con el tema que trato:
"No es el crítico quien cuenta; ni aquellos que señalan como el hombre fuerte se tambalea, o en qué ocasiones el autor de los hechos podría haberlo hecho mejor. El reconocimiento pertenece realmente al hombre que está en la arena, con el rostro desfigurado por el polvo, sudor y sangre; al que se esfuerza valientemente, yerra y ' da un traspié tras otro pues no hay esfuerzo sin error o fallo; a aquel que realmente se empeña en lograr su cometido; quien conoce grandes entusiasmos, grandes devociones; quien se consagra a una causa digna; quien en el mejor de los casos encuentra al final el triunfo inherente al logro grandioso; y que en el peor de los casos, si fracasa, al menos caerá con la frente bien en alto, de manera que su lugar jamás estará entre aquellas almas frías y tímidas que no conocen ni la victoria ni el fracaso"
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