Hace poco decíamos que uno de los conceptos para trabajar el 1c1 es el de "dotar de confianza al jugador".
Y esta tarea recae directamente en el entrenador. ¿Cómo puedo dotar de confianza a un jugador para que se atreva con su 1c1?
En más de un partido hemos visto jugadores, que cada vez que reciben la bola, su intención es la de pasarla y no ser ofensivo. Y si desgranamos los motivos, muchas veces la causa raíz será la falta de confianza en él mismo y pensar que hay otros compañeros que son mejores.
Si yo tuviera que trabajar la confianza con mis jugadores haría lo siguiente:
1. Un talento. Juntar al equipo y que cada uno dijera un talento de uno mismo, relativo a las habilidades ofensivas del baloncesto. Probablemente alguno te diga que ninguna (una información valiosa para ti), a ese le tendrás que ayudar a que te diga uno. Y en última instancia, proporcionárselo tú. Haz consciente a tu jugador de un talento suyo.
2. Siempre se consigue éxito. Explicar al jugador que el 1c1 no tiene porque ser definitivo. Ya sabéis que otro concepto del 1c1 es que "se crea, se mantiene y se disfruta". Mi 1c1 no tiene por qué ser definitivo, pero si tiene que ser intenso y decidido. Sólo con eso, se crea inestabilidad y atención en la defensa.Toda acción de 1c1 es exitosa, ya que genera una inestabilidad defensiva. Es muy importante que esta idea se grabe en la cabeza de los jugadores.
3. El refuerzo positivo. El entrenador tiene que fomentar en los entrenamientos que el jugador se atreva, y que cada intento sea un refuerzo positivo. Felicitar a los jugadores por su iniciativa. Animarles a que se lancen a su 1c1.
Estos tres puntos son básicos y fundamentales para trabajar el 1c1 desarrollando la confianza del jugador inicialmente, para luego trabajar otros conceptos o detalles. Pero sin confianza, no podemos hablar de otros aspectos.
Y recordad que cada jugador se encuentra en un punto diferente en su proceso de aprendizaje, de manera que con unos tendrás que trabajar estos tres puntos básicos y con otros estarás hablando de detalles de desequilibro, por ejemplo. Es decir, en el mismo ejercicio, cada jugador podrá tener objetivos diferentes.
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