lunes, 24 de junio de 2019

¿Es peligroso adaptarse al rival cada fin de semana?

¿No crees que es peligroso tener que adaptarse cada semana a un rival?

A medida que avanza la temporada o los torneos que juegas, te vas encontrando a rivales de tu nivel o mayores. Eso es lo interesante para mi como entrenador, porque me ayuda con mi objetivo: “mejorar al jugador”. 

Cuando tienes enfrente un nivel de oposición elevado te tienes que exigir para superarte. Estímulo y adaptación, que hará crecer al jugador. Hacer lo que sabes hacer con un oponente que te podrá en verdaderas dificultades para que tengas éxito. 

Y mientras, día tras día, semana a semana, tú vas entrenando para que tus jugadores alcancen su máximo nivel. 

No se trata de adaptarse cada semana. Sino ser eficiente en el aprendizaje y tratar de, dentro del respeto a la singularidad de cada uno, dotarle a los jugadores de aptitudes y actitudes adecuadas para su formación integral. 

Y si consigo que mi número de herramientas sea alto, podré utilizar unas u otras en función del rival. 

También el entrenador tiene que tratar que los jugadores lleven a cabo el plan de partido. Y a medida que transcurre, evaluar si los jugadores lo están llevando a cabo, si es suficiente para vencer al rival, y si no lo es, qué más puedo aportar a los jugadores. 
Si no lo están llevando a cabo el plan de partido, habrá que observar si es por mérito del rival o demérito nuestro, o quizás una combinación de ambos. 


De ahí que creo que es tan importante observar en la competición. Nos es adaptarse al rival, sino tratar de hacer lo que quieres hacer con la oposición que te proponga el oponente. Puede que tus jugadores tengan las herramientas para superar al rival, pero no sepan cómo utilizarlas. Observar el juego te ayudará a orientar a tus jugadores. 

lunes, 3 de junio de 2019

Esos padres (que no madres).....

Desde el banquillo percibo una frustración permanente en los padres, y digo bien, los padres, cuando su equipo en el resultado parcial del encuentro va perdiendo. 
Hablo de los padres, hombres y no mujeres, del equipo rival. Los padres y madres de mi equipo son un gran ejemplo, no para el deporte, sino para sus hijos de doce años. Y además de disfrutar del juego de sus hijos, también disfrutan con la victoria, cuando nos toca. Cuando perdemos, aplauden el esfuerzo de los nuestros y al oponente por haber sido superiores a nosotros. Si fuera de otra manera, también lo expresaría. 

Por el contrario enfrente veo, habitualmente, personas desesperadas con quejas constantes al árbitro: “pasos, zona, esos brazos, están haciendo falta constantemente, etc.” Parece que los chicos de mi equipo no hacen nada bien. Si anotamos es porque el árbitro nos ha concedido alguna ilegalidad. Si no nos anotan, algo fuera de las normas hemos hecho. 

Está claro que alguna vez llevarán razón. Pero digo yo, que de 48 minutos que dura un partido de mini, alguna canasta habremos hecho dentro de la legalidad. 

Me pregunto qué les llevará a esos señores (que no señoras) a desesperarse. Ya no es el hecho de que su hijo sea el mejor o no. Tiene que ver con los adultos. 

Luego, cuando termina el partido y los dos equipos nos aplaudimos y chocamos las manos, ellos pasan a engrosar la lista de personas que también aplauden y mandan mensajes del tipo:”bien, chicos, lo habéis hecho muy bien”. De repente han vuelto a ser personas cabales, pausadas y con cierta compostura. Pero durante el partido, se transmutan. 

No son muchos, suelen ser tres o cuatro hombres que la tensión del juego les transforma. Pero destacan sobremanera sobre el resto de los aficionados. 

A veces he pensado que sería bueno que las cámaras que graban el juego, les grabaran a ellos. ¿Se sorprenderían de ver su conducta? No lo sé. 


Desde el banquillo, con la calma de la observación del juego para ayudar a mis jugadores, sigo percibiendo con cierta tristeza, que esos señores se vean superados por la tensión del resultado y no puedan disfrutar de ver jugar a sus hijos. A mi me encanta ver jugar a mis hijas. Es de las mejores cosas que me pasa cada semana.