Llega el primer parón grande en las competiciones. Llega el primer momento de la temporada para hacer un primer análisis de lo que se ha trabajado, ejercicios, gestión del grupo, dirección de partido, conceptos trabajados, asimilación por parte de los jugadores, relaciones con el club, los padres, árbitros, rivales, etc.
Un entrenador tiene muchos aspectos en los que fijarse, y el día a día casi no nos da opciones para sentarnos una tarde y pararnos a mirar hacia atrás y ver nuestros errores y aciertos.
Pero para que un entrenador pare y analice lo que ha hecho, hay dos caracterísiticas fundamentales que yo creo que tiene que tener. HUMILDAD y ACTITUD. La primera nos permitirá ser consciente de nuestras limitaciones, de saber qué no hemos hecho bien, y sobre todo, nos permitirá la posibilidad de avanzar, de mejorar, de crecer.
La segunda, la actitud, nos ayuda a movernos, a trabajar, a hacer cosas, a no quedarnos mirando los días como si viera pasar los trenes en la estación. Nos ayuda a enfrentarnos al riesgo, a querer innovar, a atrevernos.
Muchas veces nos quejamos de las actitudes de los jugadores, de que no se atreven, de que no hacen caso o que se equivocan.... ¿y nosotros? ¿estamos por encima del bien y del mal?¿no nos equivocamos?
Actitud y humildad son dos buenos amigos con los que sentarse estos días para mirar desde agosto hasta hoy y querer mejorar.
Pero para poder mirar lo que hemos hecho, hay que tener algo. No solo sirven los recuerdos y las sensaciones. Me sirve mi libreta de entrenador, la que tengo llena de notas, mi hoja de word o mi excel, donde planeé lo que quería hacer. Y donde he anotado lo que he hecho, y donde he escrito las notas del día, para ahora, sentarme a reflexionar sobre ellas. Me sirve la PLANIFICACIÓN.
Puedo entrenar a un equipo benjamín del peor colegio de mi comunidad o provincia, que si no parto de un buen trabajo inicial, donde reflejo lo que quiero trabajar, lo que quiero ser como entrenador, donde propongo unos objetivos, lo que quiero conseguir con mis jugadores, etc., estaré condenado al fracaso, me dejaré llevar por la intución del día a día, o miraré lo que ha pasado en el partido y trabajaré sobre ello, sin una línea coherente.
La planificación hace mejores a los jugadores y mejores a los entrenadores. No es un fin, es una herramienta, una ayuda, los cimientos de una buena temporada.
Trabajo mucho, uso mucho tiempo en los desplazamientos al trabajo, tengo que ir a la universidad y estudiar, no encuentro un hueco, tengo que salir con mis amigos, etc., y claro, no tengo tiempo para la planificación...., que bueno, tampoco es tan importante, si al final, estoy en la pista, y hago unos cuantos ejercicios, si mi equipo no es el Madrid..... excusas, excusas y más excusas que nos condenan a ser planos, a no crecer, a tener siempre los mismos resultados, a la mediocreidad, y lo peor de todo, a no ayudar a nuestros jugadores a ser mejores. Porque nuestro trabajo incide directamente sobre un grupo de 12 personas que van a escucharte, a dejarse guiar por tí, durante los tres-cuatro entrenamientos de la semana, y después en el partido.
HUMILDA y ACTITUD.