La primera, una sonrisa. La segunda, mis lágrimas (metafóricamente hablando).
Primero la sonrisa.
Jugaba mi equipo contra otro inferior en calidad técnica. Resultado final, ellas 18 nosotras 60. ¿Lo que más me gustó del partido? Pues cuando una jugadora del equipo contrario consiguió rebasar nuestra defensa y meter una canasta. Casualmente, volvió hacia su campo defensivo girándose hacia nuestro banquillo. Y créanme que la sonrisa que llevaba en la cara era de satisfacción absoluta. Estaba plenamente feliz por haber conseguido encestar. Levantó su puño como signo de recompensa personal y salió disparada a defender. El resultado le importaba un pepino. Disfrutaba de su esfuerzo y superación, disfrutaba del momento; aprovechaba el baloncesto como herramienta para su vida. Fantástico. Ejemplar.
Ahora mis lágrimas.
Veía yo un partido de un equipo alevín de mi club. El rival llevaba 11 jugadores. Hacen el calentamiento. Y cuál es mi sorpresa, que descartan a dos jugadores. El reglamento exige un mínimo de 9. Hablo desde el desconocimiento de por qué descartaron a dos jugadores. Voy a realizar una suposición: "descarto a los dos que peor estaban porque me van les iban a perjudicar en el resultado".
Insisto, es una suposición mía.
A partir de ella, reflexiono. Primero, mis metafóricas lágrimas. Si fuera el padre de ese niño, se me partiría el corazón (como le explico yo las bondades del deporte al volver a casa en el coche). Ese equipo utiliza el baloncesto como fin, no como herramienta. No disfruta del camino (dudo que disfruten), solo están obsesionados con el resultado final. Ganar. Todo vale (hasta cargarse a dos niños en el calentamiento). Hay que quedar campeones de la "liga de la patata". Se evalúa el resultado no el rendimiento. Que sí, ya lo se, que corren mucho, que tiran mucho, que tienen unos fundamentos de la pera. No me vale. ¿Cuántos niños de esos 9 serán profesionales del baloncesto? Ya te lo digo yo, NINGUNO. ¿Y los adultos que rodean a los niños? ¿En quién están pensando? ¿En los niños?¿En el club? ¿En el curriculum del entrenador? Ya te lo digo yo. En los niños, ni de broma.
No me vale que se sustente su comportamiento en que son coherentes con su filosofía de club, que será la que sea, pero contradictoria con los principios del deporte.
Insisto: hago una suposición. En absoluto digo que ese equipo descartara a dos jugadores por los motivos que he expresado anteriormente. Si realmente fuera ese el motivo, quizás mis lágrimas no fueran metafóricas.
"Sonrisas y lágrimas" es una famosa película musical norteamericana de los años 60 del siglo pasado. El título original era "The sound of music".
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