- Primera etapa: 0-12 años. Objetivo: AUTONOMÍA.
- Segunda etapa: 12-16 años. Objetivo: LIBERTAD RESPONSABLE.
- Tercera etapa: 16-22 años. Objetivo: INTERDEPENDENCIA.
- Cuarta etapa: 22 años hasta retirada.
El proceso deportivo de un jugador se refleja en la siguiente imagen:
En cada una de estas etapas, el jugador está influenciado por diferentes actores que aparecen y desaparecen ejerciendo un impacto de diferentes intensidades. El entorno afecta sobresalientemente en el desarrollo del deportista.
Luego, para el entrenador el entorno es un factor a considerar. No está bajo su control, pero impacta.
El jugador tiene que desarrollar una serie de rasgos de la personalidad que le ayuden a llegar al máximo de lo que pueda llegar a ser. Y nuestra labor de entrenador es ayudarle a conseguir ese reto. Se trata de modelar y no moldear (no hacer jugadores según el molde mío). Es regar, podar, nutrir y airear el árbol para que crezca, no sacar árboles iguales uno tras otro. Los rasgos ayudarán a construir un árbol sano y fuerte.
Los rasgos a inculcar se dividen en tres niveles:
1. Nivel personal:
- Humildad
- Respeto
- Capacidad de sufrir
- Atención en tres niveles: horizonte, roles y pasos del camino
2. El proceso:
- Reflexivo
- Paciente
- Perseverante
- Autoexigente
3. El momento:
- Atrevido
- Sereno
- Intuitivo
- Curioso
Es habitual que el entorno que rodea a un jugador en edad alevín sea su familia, padres y colegio. Luego el entrenador (club).
El primer paso para construir una casa sólida y duradera son los cimientos. Y es al principio de la construcción cuando se deben establecer ( no empezar a construir la casa por el tejado).
Para poder poner las bases se necesita que todos los adultos que rodean al niño estén de acuerdo en la línea a seguir. De ese modo, toda la dotación del barco (el jugador) trabajará para ir al mismo rumbo. Imaginaros un barco romano donde los que gobiernan las velas creen que hay que ir hacia el norte y los remeros piensan que la proa debe apuntar al sur. El barco no irá a ninguno de los dos sitios. Navegará errático o con suerte llegará a su destino.
Entonces considero clave y fundamental que club y padres se pongan de acuerdo. Dos son las herramientas que tienen a su disposición: EL EJEMPLO Y LA COMUNICACIÓN.
El entrenador tiene que ser un ejemplo de esos rasgos que pretendemos inculcar. Y los padres también.
Y la comunicación entre entrenadores y padres debería ser una parte más del entrenamiento. No es exclusivamente lo que sucede en la cancha lo que va a permitir al jugador estar en situación de llegar a su máxima expresión y crecer sano y robusto, sino que la ALINEACIÓN entre padres y club en la etapa alevin es vital para construir los cimientos de una casa sólida y duradera. En la metáfora del árbol diríamos que son las raíces.
Las charlas con los padres para explicarles el rumbo y cómo se quiere alcanzar son muy importantes. Deben estar planificadas al igual que lo están los entrenamientos. Entenderán cómo nos comportamos los entrenadores, cómo hablamos a sus hijos, las dinámicas de entrenamientos y partidos, etc. Y nosotros conoceremos mejor al jugador, a través tanto de nuestra observación como de la información proporcionada por sus padres.
2 comentarios:
La idea está clara.. lo difícil es llevarla a la práctica. La comunicación con los padres no siempre es fácil..
Hay que practicar y practicar para mejorar, muy buen aporte al blog.
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