Por qué considero que el estrés, los gritos y aspavientos desde el banquillo no sirven para nada, y alguna que otra cosa más.
- Los entrenadores deberían aprender a diferenciar entre estrés y nivel adecuado de activación.
- En caso de que existiera estrés, los entrenadores deberían aprender a utilizar ese estrés en beneficio de la jugadora y no al revés.
- Con gritos, saltos, órdenes tras órdenes, etc., en el banquillo, lo único que consiguen en las jugadoras es incrementar su tensión y disparar el nivel de activación a cotas perjudiciales al juego.
- Mientras que me dedico a berrear en la banda pierdo capacidad de atención.
- Mientras me dedico a berrear y dar órdenes a las jugadoras les estoy quitando la iniciativa, y la posibilidad de fallo, que debidamente orientada, hace crecer a la jugadora.
- Los entrenadores deberíamos leer más sobre la cultura griega, sus filosofos, especialmente a Sócrates, y aprender el arte de hacer la pregunta correcta, en el momento correcto, para así, orientar a la jugadora a que descubra el camino.
- Las federaciones deberían obligar a las aficiones de los dos equipos, a saludarse deportivamente antes y después de empezar cada partido.
- Si los entrenadores protestan al árbitro, los jugadores protestarán al árbitro. Acordaros, cada uno tiene una responsabilidad (he visto 3 cuartos del Madrid-Andalucia femenino y ha habido 2 técnicas a un banquillo, dos técnicas a dos jugadoras y una antideportiva... flipo).
- Me gustaría que un entrenador que piense diferente a mi, me contestara y me argumentara su forma de entender el baloncesto.
- A veces pienso que soy yo quien no sabe transmitir la idea. Centrarse en el camino, en el proceso, en que la jugadora aprenda a aprender, a mejorar su capacidad de atención, su lateralidad, valentía, etc., no significa que no se quiera competir, solo que competir es la consecuencia de poner el foco en aquello que está bajo mi control.
- Si doy lo mejor de mi cuando me centro en lo que está bajo mi control (locus de control interno), la confianza mejorará, ya que la conclusión es: “he hecho lo mejor que he podido en esta situación, luego estoy contento. Puede que el resultado no haya sido el deseado, o si, pero soy capaz de gestionar las consecuencias, y aprender para la próxima vez, estar más cerca del objetivo (o ponerme un reto mayor). Si tengo más confianza en mi, me atrevo a mas cosas, evoluciono.
- El entrenador tiene que tener paciencia. Mucha paciencia. Los jugadores evolucionan SIEMPRE, aunque sean profesionales (tenemos el ejemplo de Felipe Reyes), así que no condicionemos a un/a BENJAMÍN o un cadete.
- Si tu vara de medir es la victoria o la derrota…..no pienso como tu.
- Me aburre la historieta esa de “ es que me pitan una técnica y así cambio el criterio arbitral”.
- Si soy capaz de dominar lo anterior, estaré en disposición de trabajar los fundamentos correctamente.
- Estoy convencido de que hay muchos entrenadores que suscribirían estos 15 puntos y otros muchos, yo conozco unos cuant@s.
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