viernes, 21 de abril de 2017

Los argumentos y las excusas

Los argumentos y las excusas.

Más de un entrenador se pregunta qué puede hacer él para combatir las ausencias de sus jugadores adolescentes a los entrenamientos. 

Y al platear la cuestión en foros de entrenadores, aparece por el medio de la conversación la idea de “castigo en partido” y se cuela un “no todo es culpa del entrenador” o “la sociedad ya no es como era antes”. 

Pero ese entrenador sigue buscando respuestas, más allá de las anteriores. Respuestas que le tranquilicen, le convezcan, le den la seguridad de que él ha hecho todo lo que estaba en su mano para revertir una situación de ausencias. 

Es evidente que el castigo en partido es una opción. También es evidente que no todo es culpa del entrenador y que la sociedad actual no es como la de hace veinte años. Todo es cierto. Pero quedarse en estas respuestas denotan inmovilismo y cierta falta de creatividad. Quizá algo de cobardía. Poca autocrítica. 

El otro día, de mis diez jugadoras, vinieron a entrenar cuatro. Tres escribieron por el grupo notificando su ausencia y el motivo por el que no asistirían. Otras tres que también faltarían pero sin ningún motivo detrás.

¿Resultado? Un 40% del equipo presente en pista. Una hora y cuarto en pista entera con cuatro jugadoras. ¿Mi decisión?:


1. Centrarme en las jugadoras presentes. Salió un entreno divertido y serio. 
2. Pensar en por qué algunas justifican sus ausencias y otras no . Escribí este tweet:
“Faltan a entrenar y explican el motivo, argumento. Si no, es una excusa. A partir de ahí, centrarse en las que están, no en las ausencias
3. Hablar con las tres jugadoras en el siguiente entrenamiento. 

Y llegó el siguiente entrenamiento. La conversación con ellas, de manera individual, no debería servir para recriminar su actitud. Ya saben que había entreno y que no fueron y no explicaron el motivo. La conversación  debería servir para dos propósitos, el primero, utilizar esta situación para ayudarlas en su crecimiento a la vida adulta, y por otro lado, tratar de corregir esta situación y fomentar su asistencia a los entrenos, ya que como entrenador, parte de mi misión es enganchar a las chicas. 

La conversación con cada una empezó leyendo el tweet y preguntándoles si lo entendían. Risas flojas, miradas y enseguida un argumento en la boca. 

"No quiero argumentos, no me interesan. La conversación no es para que me argumentes tu ausencia porque no lo hiciste anteriormente. La cuestión no es esa. Lo fundamental es que tu has adquirido un compromiso contigo, conmigo y con el equipo y si hay algo más importante que el entrenamiento, no soy yo, el entrenador, quien debe juzgarlo, sino tú. Y debes ser valiente para explicarlo. Eso se llama madurez. Callarse, es una evidente señal de que no quieres contar algo o no estás convencida de tu conducta. Y esto te va a pasar en el baloncesto y en otras situaciones personales. Cuando decidas algo, tienes que tener argumentos detrás que expliquen tus decisiones, tu comportamiento, tu actitud. Eso es honestidad, ir de cara por la vida, tener la satisfacción de no ocultarte ante nada ni nadie. Se trata de ser coherente, que no es tarea fácil."


Esta es la utilidad de la situación. Ayudas a la jugadora a crecer y la orientas a que quiera venir a entrenar.


En ocasiones, el argumento recurrente es el del estudio, que puede ser cierto o no. Pero lo evidente es que algo falla. Probablemente no sea la organización del tiempo, ni su carga académica. Probablemente sea que no le interesa lo que pasa en la pista en cada entreno. Puede ser responsabilidad mía o que los motivos que le traían a la pista cada día se hayan desvanecido. 

Lo expuesto hasta ahora es una posible solución a una situación concreta. Desde el inicio de la temporada debes trabajar para poner los cimientos que eviten posibles ausencias, especialmente en periodos post vacacionales, donde aquellos jugadores que dudan, se dejan arrastrar por otras ofertas para llenar su tiempo.


Por eso es importante preguntar y conocer los motivos por los que tus jugadoras vienen a entrenar. Por eso tienes que adaptar tus expectativas a ellas. Porque quizás el objetivo que ella busca no es el tuyo. Y claro, tienes otras tantas jugadoras. Y piensas que no es posible que tú te tengas que adaptar a doce objetivos, que sería más fácil que se adapten ellas a ti.

Pero si preguntas, los objetivos se reducen, generalmente, a los siguientes:

  • Diversión. 
  • Sentimiento de equipo. 
  • Mejorar técnicamente. 


A partir de ahí tienes que trabajar en dinámicas que favorecan el sentimiento de grupo, hacer entrenamientos divertidos y proponer objetivos técnicos individuales que hagan percibir a la jugadora que está mejorando (por ejemplo, en cada entrenamiento no puedes perder más de dos pases, o tienes que pasarte el balón entre las piernas y atacar directo dos veces, etc.).  Me refiero a realizar actividades para que ellas alcancen sus objetivos, sean los que sean. Si además esas actividades te guían hacia tus objetivos técnico - tácticos, significará que estás trabajando en el camino correcto donde todo confluye.



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