domingo, 9 de julio de 2017

Metodología de partido. Dar confianza a tus jugadoras.

Él confiaba plenamente en mi. Sabía que todavía no estaba a la altura de las demás, pero me repetía que si no jugaba, nunca podría alcanzarlas. El entrenador llevaba razón. Pero me da tanta vergüenza salir y hacerlo mal. 

El rival pidió tiempo muerto. Ibamos tres abajo y Marta daba muestras de cansancio. El entrenador me miró. Quedaban seis minutos para terminar el cuarto. Patricia, por Marta. 

Dió tiempo a recuperar el aliento a las que acaban de entrar en el banquillo y lanzó una pregunta: “¿dónde creéis que nos están haciendo daño?…..”. “No estamos bajando todo lo rápido al balance defensivo y hemos regalado tres contraataques fáciles”, dijo Lucía. “Cierto chicas, Lucía lleva razón. Acordaros de que lo que hemos entrenado: el contraataque se para trabajando el rebote ofensivo y parando el balón lo más lejos de nuestro aro”. 

Sonó la bocina. Mis compañeras se levantaron y las que se quedaban en el banquillo me miraron sonriendo y dándome ánimos. Sabían que estaba histérica.  El entrenador me llamó mientras avanzaba hacia la pista y me dijo: “Vamos Patri, disfruta, verás que lo vas a hacer muy bien”. 

El primer balón que me llegó lo sorteé y cayó en manos de una rival. No supe que hacer con él. Se me paralizó el corazón. Sólo quería quitármelo de encima. 
El siguiente ataque, al recibir, pues era la mejor situada, hice pasos de salida. Mis compañeras me animaban, pero yo quería que me tragase la tierra. 

Cambio. Era para mi. Dos minutos en la pista. Dos balones perdidos, me quitaron un rebote y la mía anoto en mi cara. Desastre total. Y mi madre, aplaudiendo…..

Ahí iba yo a refugiarme en la pasividad del banquillo. Mi sitio. El entrenador me dijo que me quedara de pie, a su lado. Dió un par de indicaciones a mis compañeras en pista y me preguntó: 
- “¿Qué tal Patri, cómo te has visto?
- “Mal, muy mal”, contesté. 
- “¿Por qué mal?”, me volvió a preguntar, sin prestar atención al juego y centrándose en mi. 
- “Pues porque he hecho pasos, he dado un mal pase, en fin, un desastre”. 
- "¿Y por qué lo has hecho tan mal?"
- "Pues porque estaba histérica y no sabía que hacer con la pelota." 
- "Ok, esto no es nada diferente a un entrenamiento. Y ahí lo has hecho algunas veces bien, y otras mal. Tienes que estar atenta. Con el balón puedes hacer tres cosas, pasarla, tirar a canasta o botar. Y pasarla, habitualmente a una compañera tuya, es más recomendable”. Me hizo reír y eso me relajó bastante. Respiré. 

Y a continuación, con calma y serenidad continúo hablándome: "Cuando te llegue el balón, presta atención a tus compañeras en el lado contrario, se bloquearán, y una, previsiblemente, se quedará sola. Entonces,   se la pasas a ella. Sino, ataca con bote el aro. Eres rápida y probablemente te vayas de tu defensora. ¿Claro?. Primero atenta al lado contrario a ver que pasa y sino, ataca el aro, botando antes de lanzar el pie de pivote. Dos cosas. Confio en ti. Ya lo has hecho en los entrenamientos, así que seguro que lo haces aquí.". 

Iba a irme al banquillo cuando me dijo que pidiera cambio. Había pactado mi cambio con Silvia, para charlar conmigo y que ella volviera al banquillo. Cuando cambié, Silvia me miraba sonriente. Había estado solo un minuto y medio en pista y volvía al banquillo, solo para que yo me tranquilizara y volviera a intentarlo. Ya solo por este detalle y su sonrisa debía prestar atención al entrenador. 


En el primer ataque del equipo participé sin tocar el balón, pero en el siguiente, me llegó el balón. Me puse nerviosa, pero recordé: “primero lado contrario, y sino, atacar el aro”. Miré al lado contrario y ninguna de mis compañeras se zafó de sus defensoras así que me lancé hacia el aro con un bote duro. Me quité de encima a mi defensora por velocidad y al encontrarme sola tiré a canasta. El balón tocó el aro, pero no entró. El rebote lo cogió Ana y metió canasta para nuestro equipo. El banquillo aplaudió todo el ataque. Y el entrenador me aplaudía con una sonrisa de satisfacción por mis acciones. 

Bajé feliz a defender. 

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