Todos los clubes tienen en sus páginas en internet la frase de "formar personas a través del baloncesto". TODOS. Ahora, como bien dice el refranero, "del dicho al hecho hay un trecho". El movimiento se demuestra andando. Y una de las maneras que tiene un padre de ver si el club pretende formar a su hijo utilizando el baloncesto es, principalmente, observando al entrenador.
Si crees que el club del equipo de tu hijo y su entrenador utilizan el baloncesto para apoyarte en su formación humana además de la deportiva, entonces, aquí van algunos puntos en los los padres os podéis fijar para ver si "hacen eso que dicen de formar personas a través del baloncesto":
- Observa cómo el entrenador reparte los minutos de juego en un partido. No en uno en concreto, dos o tres. Observa si hay jugadores que apenas juegan o sólo juegan los primeros dos cuartos. Si es así, la intención que se busca es el resultado del partido y no el desarrollo del deportista. Se deben poner a todos los jugadores en diferentes momentos del partido.
- Observa si en los partidos el entrenador se dedica a gritar a los jugadores o indicarles lo que tienen que hacer. Si es así, el entrenador está pensando en sí mismo y no en el jugador, ya que no deja que este tome decisiones por si mismo y le impide mejorar.
- Observa qué hace el entrenador cuando un jugador falla. ¿Se lamenta?¿Se queja?¿Le dice lo que ha hecho mal? Entonces se está centrando en el resultado final y no sabe utilizar el fallo para que el jugador aprenda. Debería preguntarle.
- Observa cuándo se dirige el entrenador al jugador para hablar sobre algo concreto del partido. ¿Cuándo la bola está en movimiento? Entonces, no tiene claro a qué está prestando atención el jugador, ya que una vez hecha la acción, el juego continúa y el deportista tiene que atender a otras cosas y no al entrenador. Debería esperar a que el juego esté parado.
- Observa cómo está el entrenador cuando el equipo lleva un marcador abultado en contra. Si está sentado en el banquillo significa que no cree en el talento de sus chicos y que si están perdiendo es por culpa de ellos y no de él. La posición correcta es estar de pie dando la cara por ellos y asumiendo responsabilidades.
- Observa qué hace el entrenador cuando pide un tiempo muerto por una racha negativa de vuestro equipo. ¿Hace aspavientos?¿Grita?¿Pizarra al suelo?¿Gestos de negación con la cabeza? Estas son señales de que piensa que la culpa es de los jugadores y poco tiene de autocrítica el mismo.
- ¿Agarra por el brazo a los jugadores cuando les dice que hagan un cambio? Señal de líder autoritario que no cree que puede aprender de ellos y que piensa que sabe más que sus jugadores. Debe llamarlos por su nombre o indicarles con el dedo que quiere contar ellos.
- Fíjate en los entrenamientos si habla con todos los jugadores o sólo se centra en algunos. Si no se dirige a algunos es que no cree que todos sean válidos para su equipo y por supuesto no cree en el talento de TODOS.
- Fíjate en los entrenamientos si el entrenador permanece involucrado en la dinámica o si por el contrario a veces se sienta o charla con otros entrenadores. Si se dedica a mirar el móvil...
- Fíjate si el entrenador en los entrenamientos está haciendo demasiado rato el mismo ejercicio (puede hacer el mismo movimiento de los jugadores pero con objetivos diferentes, eso sería distinto) o si abusa del juego del 3c3, 4c4 o 5c5, eso significará que no lleva muy bien preparados los entrenos (lo que conduce a pensar que le importa poco el crecimiento de tu hijo).
- Fíjate cómo el entrenador corrige en los entrenos. Si no le ves corregir, malo, poca implicación. Si corrige a gritos o si corrige diciéndoles lo que tienen que hacer, también malo o poco interesante. El buen entrenador es el que les pregunta y guía al deportista en la corrección.
- Fíjate si habla mucho en el entrenamiento, entonces, probablemente es que se quiere escuchar mucho a sí mismo.
Estos son algunos puntos que los padres pueden observar para ver si de verdad el entrenador o el club se preocupan por utilizar el baloncesto para formar humana y deportivamente a los hijos.
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